Soy fotógrafa argentina y hace dos años me mudé a Tarifa, España, persiguiendo un sueño muy claro: vivir frente al mar y dedicarme a la fotografía de surf, especialmente desde el agua.
Desde chica estuve rodeada de arte: mi tío es fotógrafo, otro tío director de cine, y siempre tuve una conexión fuerte con la imagen. Recuerdo cuando mi papá trajo de un viaje nuestra primera cámara digital —yo no podía creer que podía congelar momentos con un solo clic. Fue amor a primera vista.
Durante la pandemia, decidí que era momento de dejar de soñar y empezar a construir mi camino. Me inscribí en la Escuela Argentina de Fotografía, compré con mis ahorros una Canon, y supe con claridad que esto era lo que quería hacer el resto de mi vida.
Estudié distintos estilos en la Cooperativa de la Imagen —desde fotografía estenopeica hasta iluminación en estudio y foto producto— y más adelante, en la UBA, profundicé en fotografía documental con Andrea Chamé. Pero fue mi amor por el mar lo que me llevó a descubrir la fotografía acuática, donde encontré una forma única de unir todas mis pasiones: la luz, el movimiento, las historias reales y la naturaleza.
Hoy, vivo haciendo lo que amo. Me apasiona capturar la conexión de las personas con el océano y transmitir emociones a través de mis imágenes. Soy muy práctica y creativa, siempre buscando que mis clientes se sientan cómodos y felices con el resultado final.